sábado, 17 de enero de 2009

El pibe y las comisuras del neón


-La vida es un soplo – dijo él, tomándole las manos. Pero en el reflejo opaco de él, en los ojos de ella, la vista estaba fijada en el suelo. - mira el reloj, diosa mía, hagamos lo que propongo, no te arrepentirás – y orgulloso de su suerte, toco el vientre inflamado de su novia – nos hará bien a los tres -. La joven asintió con una leve mueca, pero sin soltar palabra, no durante toda esa noche. Mauricio trabajaba hartas horas del día, haciendo changas y de cadete, sólo, en el mundo desde que el sol le mostró su suerte, un joven que de niño vivió de sus manos cortadas y cuadradas, hechas para el repechaje del día a día. La mañana siguiente a su proposición ilusionada, se encontraba trabajando en una verdulería temporalmente, en suplencia de la esposa del dueño que estaba enferma. Mientras descargaba los cajones del camión pensaba en sus adentros, el prometedor futuro que se avecinaba, - si, un perro, los gatos son para las niñas y tendré un varón... – susurraba solitario en las calles que aún no despertaban. - nadie quiere quedarse en esta zona – dijo el temporal jefe, luego de escuchar uno de los balbuceos de él – hay que andar con cuidado, vos sos un buen pibe como pocos y la calle esta cada vez más podrida -. - ¿Y a mí me lo va a decir... - sonrió Mauricio – que me crié en su seno?-. Y mientras se trasladaba de un trabajo al otro en el colectivo, yendo al centro populoso de la ciudad, veía los diferentes matices de ésta, que nacidos en un barrio humilde cercano a las villas, con los niños caminando descalzos en las calles, las parrillas que humeaban, cerca de las también humeantes pilas de basura que se quemaban– se acumulaba mucha por el mal servicio de limpieza brindado por el gobierno -. Al cambiar el paisaje por uno opuesto y ostentoso, bajó del vehículo presuroso, pero mirando la comisura de las baldosas, vio sobresalir un poco de pasto mohoso – hoy la tomare de las manos otra vez – se dijo para sí mismo – y no la soltare hasta que me ilumine con un beso y un sí -. Pero se distrajo por un momento mirando a una familia que estaba cartoneando, de inmediato sus ojos se apagaron en memoria de su infancia de niño cartonero, días calurosos como fuego y noches en témpanos. Retomando, volvió a poner sus pies en la tierra y presto a su oficio estuvo toda la tarde hasta la media noche, de calle en calle entre los edificios y comercios lujosos, repartiendo pedidos . Al finalizar, recibió la paga de dos meses atrasados y el actual. – viste pibe que tarde pero seguro – dijo su otro jefe. Guardó el dinero en su billetera que nunca vio tan gorda y se quedo esperando en la parada del colectivo. De pronto de la nada salió un grupo de jóvenes, que antes de poder darse cuenta lo rodearon – entrega la plata gil, o sos boleta – dijo uno, con el rostro perdido entre el claroscuro delineado por un farol apenas ayudado por el flúor emanado de un anuncio de neón, y deteriorado por la sombra de una gorra blanca. – eh, ¿pero que les pasa?¿No ven que somos del mismo pago?- dijo Mauricio, reconociendo a su agresor de un barrio vecino, aunque nunca había cruzado palabras. Dos segundos pasaron sin soltar aire de ninguna boca, y se quebró con el grito de Mauricio, después del aullido estridente del gatillo y el disparo que atravesó su sien. El delincuente huyó con sus colegas, con los bolsillos llenos, se devolvió cerca de donde vivía, entro en una casa humilde y viendo a los ojos iluminados de su amante embarazada le dijo – hoy tuve un día productivo, venite con migo que te invito al bar y deja al carnudo de tu Mauricio que nunca vas a ver a más de dos pesos de su billetera, es un miserable-. La joven enamorada sonrió y se llevo su equipaje. Más pisoteada la madrugada, pagó ella los tragos con un billete manchado de sangre del cual no quiso preguntar, perdiéndose en la noche olorosa de inciensos narcóticos.

La primera imágen es de la página criticadigital.com.ar
La segunda imágen es de la tardesgrises.wordpress.com

2 comentarios:

  1. Esta copado, la foto es muy flashera...

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  2. Gracias por leerlo, las fotos pueden dar una idea del contraste, aunque basta tomarse un colectivo para darse cuenta que es mucho más marcado como variando las zonas se muestran los diferentes escenarios de la realidad en Buenos Aires, lo que dificilmente se vea así de toque es la honradez y la maldad que no tienen clase social.

    Saludos.

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